Aunque Leonardo decía que “La simplicidad es la sofisticación suprema” la verdad es que hemos visto que muchos de sus documentos eran indescifrables por lo menos a primera vista porque estaban redactados con escritura especular, ¿Qué que es eso? Pues lo que tú ves cuando vas en el coche, miras por el retrovisor y lees perfectamente “ambulancia” en la furgoneta que viene a toda pastilla detrás de ti.
Y claro, la pregunta del millón es: ¿Por qué escribía así?
La verdad es que hay muchas teorías y desgraciadamente ninguna certeza.
Unos argumentan que porque era zurdo y a la hora de escribir con tinta y pluma su propia mano iría manchando lo escrito, con lo cual una buena solución sería escribir de derecha a izquierda, pero la verdad es que no le hacía falta ya que se ha comprobado que Leonardo era ambidiestro.
Otros sostienen que lo hacía para engañar a la Inquisición y para proteger sus ideas y que no se las robaran. Lo cierto es que con un simple espejo se desvelaría fácilmente todo lo escrito. Otra teoría que se desmorona.
También se sugiere que padecía dislexia, pero sólo es una suposición sin más.
A mí, la teoría que más me gusta es que lo hacía por su tremenda capacidad inventiva y su curiosidad infinita para así ejercitar su cerebro obligándolo a mejorar constantemente y es que él mismo, dejo escrito lo siguiente: “Lo mismo que el hierro se oxida por falta de uso y el agua estancada se vuelve putrefacta, también la inactividad destruye el intelecto”.
Un cerebro que brilló en múltiples disciplinas como la anatomía, la pintura, la óptica, la ingeniería, la hidrodinámica o desarrollando e inventando artilugios como el automóvil, el helicóptero, el submarino, la calculadora y más y más y más…
También escribió con su propia mano que la obsesión que sentía por los reflejos había creado en él una pasión por los espejos.
Esta es una pista más que nos lleva a pensar que quizás la escritura especular era para él una especie de “diversión” y triquiñuela para embarullar y esconder parte de sus desarrollos. A esta técnica sumaba “errores específicos” que intencionadamente colocaba en sus diseños para que quienes quisieran robar sus ideas y construir sus artefactos no tuvieran ningún éxito si se atrevían a desarrollarlos.
La verdad es que hasta que inventemos la Máquina del Tiempo y viajemos para que él mismo nos lo aclare, nos tendremos que conformar con teorías y disfrutar de los múltiples artilugios que inspirados en sus trabajos tenemos hoy en nuestras manos. Un ejemplo es este ingenioso reloj que además de llevar su imagen y escritura especular, es levógiro, es decir gira a izquierdas, al revés que los relojes convencionales. Como diría el genial florentino: simple y sofisticado a la vez.