Galileo Galilei puede ser el mayor revolucionario científico de todos los tiempos.Un auténtico crack considerado el padre de la física moderna, la ciencia y la astronomía, casi nada. Y también un auténtico cabezón, constató e hizo suyas las ideas de Copérnico de que era la Tierra la que se movía alrededor del Sol ¡Qué locura! y no al revés, como decía la Iglesia.
La Inquisición, que no estaba por la labor, le conminó una y otra vez a que renegara de su teoría y él erre que erre, con que la Tierra se movía y giraba alrededor del Sol.
Y es que este hombre era un total incordio, también escribía algunas obras en lengua vulgar, en vez de hacerlo como dios manda en latín, en aquellos tiempos a algunos no les gustaba nada que la cultura llegara directamente a la gente.
La Inquisición cada vez más irritada, le volvió a amenazar una y otra vez para que reconociera de una vez su error y así no habría castigos ni torturas y él dale que dale que no, que la Tierra no para quieta, que gira y se mueve.
Así es que al final pasó lo que tenía que pasar por testarudo, a los 68 años y muy enfermo, fue juzgado y condenado a prisión perpetua y a abjurar, cosa que tuvo que hacer obligado ante el tribunal.
Dicen que cuando terminó de declarar, el muy terco dijo entre dientes aquello de “Eppur si muove”. Y sin embargo se mueve.
En definitiva un genio que decía lo que pensaba sin pensar lo que se le podía venir encima, o quizás si, porque pensaba que la verdad estaba por encima de todo.
Descubrió las montañas de la Luna, los satélites de Júpiter, desarrolló, mejoró e inventó múltiples artefactos como el compás geométrico, el telescopio, el microscopio, la balanza hidrostática, el péndulo y el termómetro de densidades, del que vamos a hablar ahora mismo.
Una de las cosas que descubrió fue que la densidad de un líquido cambiaba con la temperatura.
Y en 1592 fue y se puso a inventar el termómetro porque todavía no lo había inventado nadie y con paciencia e inteligencia construyó el “termómetro de Galileo”, que consiste en un cilindro de vidrio lleno de agua o de alcohol y en el que también se sumergen unas esferas de vidrio llenas de líquido coloreado.
Cada una tiene una cantidad distinta de líquido y por lo tanto una densidad diferente, y también tienen una plaquita indicando su temperatura. Cuando la temperatura ambiente cambia, el líquido del cilindro modifica su temperatura y densidad. Y como consecuencia las esferas flotantes suben y bajan cambiando sus posiciones, determinadas por su propia densidad.
Para saber la temperatura que marca el termómetro solo hay que ver la esfera situada a menor altura entre todas las que flotan.
El líquido
La densidad del líquido en el cilindro es la clave para la medición de la temperatura. Cuando aumenta o disminuye la temperatura ambiental, también aumenta o disminuye la temperatura y la densidad del líquido, no así las ampollas que se mantienen prácticamente igual. Este cambio de densidad altera la flotabilidad de las ampollas.
Las esferas
Cada esfera tiene una densidad diferente. El número de esferas puede variar y cada una esta marcada con una temperatura correspondiente.
Leyendo el termómetro de Galileo
Las esferas con densidades similares a la del líquido flotarán en el centro del cilindro. Las esferas con densidades diferentes a la del líquido irán a los extremos opuestos del cilindro. Por lo tanto la esfera situada a menor altura entre todas las que flotan es la que marca la temperatura.
Como ves en la foto hay 22º centígrados.
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Referencias:
commons.wikimedia.org
kuriositas.com
principiatechnologica.com
wordpress.mrreid.org